El humor esconde una multitud de rasgos físicos poco atractivos, hábitos mezquinos y peculiaridades de personalidad que, de otro modo, podrían irritar a las personas. Con las presiones del liderazgo, tienes una opción: enojarte o reír. Enfadarse aumenta la presión arterial… En cambio, la risa y una cultura alegre pueden aumentar tu productividad y tu influencia.
CÓMO REÍR MÁS COMO LÍDER
Si deseas ampliar tu estilo de comunicación como líder agregando más risas, considera estos consejos.
- Busca lo positivo en situaciones negativas.
- Responde de manera alegre y no con mano dura a la tensión en las relaciones.
- Adopta un enfoque alegre para las lluvias de ideas y la resolución de problemas en las reuniones. Da tiempo para la risa.
- Considera cuidadosamente tu elección de palabras en situaciones delicadas. Utiliza palabras discretas, positivas o neutrales en lugar de frases potencialmente ofensivas o negativas.
- Aprende a contar una buena historia o anécdota para ilustrar tus puntos, incluso en presentaciones o reuniones de negocios formales.
- Agrega música de fondo alegre a tus eventos especiales.
- Aprende a reírte de ti mismo. Comprende que tu reputación, respeto, ego, carrera o futuro no está en juego con cada error, decisión, circunstancia o situación que se desarrolle.
- Practica un poco de humor autocrítico frente a los demás: admite algunos errores, errores de juicio o decisiones equivocadas contando historias divertidas sobre ti mismo. Probablemente verás que las opiniones de los demás sobre ti mejoran en lugar de empeorar. Tu admiración y aprecio probablemente aumentarán debido a tu disposición a ser vulnerable.
- Da permiso a los demás para que se rían de tus errores sin malicia. Cuando alguien hace un chiste o dice una frase ingeniosa a tu costa, en lugar de ponerte a la defensiva, disfruta del humor. Otros siguen tu ejemplo. Asume que no hay mala voluntad de su parte hasta que tengas pruebas de que realmente pretendían avergonzarte. (Cuando ese sea el caso, querrás hablar con ellos en privado sobre la causa subyacente).
Recuerda poner a prueba tus propios motivos con el humor hacia los demás. El humor genuino no deja dolor. Nunca disfraces un “mensaje” para alguien con una broma humorística. El humor debe fortalecer y sanar, no debilitar ni herir, las relaciones.